Vimos un cometa caer muy solo, venía desde el trópico.
Lo cobijamos e intentamos darle calor entre las palmas de nuestras manos unidas.
Lo vemos, brilla y centellea.
Vimos un ovni aquel día en la azotea. Si se hubiese llevado recuerdos...
Un día a la luz del sol filtrándose por los cristales viejos de los pasillos, el bullicio del cambio de hora, una presentación rápida, un par de palabras.
Un encuentro en la escalera... otro en algún pasillo y nada de importancia.
En esos momentos mismos.
Ahora todo tiene un cáriz distinto.
Ahora el cometa duerme en nuestros regazos....y nosotros guardamos su vida con la nuestra.
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