Una historia

sábado, 10 de octubre de 2009 en 18:46
A una no la conocí. Nunca llegamos a cruzar una palabra. Era distinta a las demás. No por lo que no era, sino por lo que era. Funcionaba como un ser místico, de otra galaxia, en la que yo no habitaba, pero podía mirar desde mi telescopio. alzaba su rostro al cielo y me deleitaba su cuello, se agitaba mi imaginación y sentía la suavidad de su piel, que nunca llegué a tocar. Movíase el piso bajo mis pies cada vez que se cruzaba en mi camino, cuando asomaba su cuerpo en la ventana, en los balcones, en el patio, un par de veces bajo el sol del norte, iba quemando el asfalto con su presencia certera. ni siquiera se daba cuenta de lo que causaba en mí, disfrutaba de su cotidianeidad, mientras yo la hacía trscender en mi memoria, fueron meses, ya son años...

A otra la conocí. No tanto como quisiera, tal vez. A veces la veo aún. Hemos hablado. Es de esas personas que piensas que se van a esfumar o morir en cualquier momento. Es un ser especial. No se que hace durante el día o por las noches. Es un misterio y eso me embriaga, me sustenta la fantasía, me ensombrece la mirada turbada por sus cercanías. Persona de piel, alguna otra persona le diría. Yo no se si sabe que me enloquece y a la vez me incomoda. Es casi una niña. pero si solo leo sus ojos, es la mujer más mujer que he conocido. Se que su piel es suave, la he tocado en los siempre rápidos saludos, en un abrazo casual. En algo que pase desapercibido por los demás.


Son dos personas distintas, que conviven en los perdidos recovecos...

Mal Cuento | Powered by Blogger | Entries (RSS) | Comments (RSS) | Designed by MB Web Design | XML Coded By Cahayabiru.com